viernes, 14 de septiembre de 2012

Inmerecido amor...

Lo siento, con cada una de las cinco letras de la palabra Dolor. Jugaste, arriesgaste y caíste. Solo puedo sentir tristeza porque perdiste vos y a la vez me hiciste perder a mí... Aún no puedo entender cómo se te pudo caer este sueño de las manos, como si construirlo hubiera sido sencillo. Le has dado la espalda a nuestro futuro y ni el exceso de disculpas pueden deshacer tu equivocación…

Una historia repetida por muchos. Engrosé la lista de los ilusos que pensamos que este amor era diferente, único, especial, y sobre todo, invencible. ¡Qué equivocado estaba nuestro inmerecido amor!

Dejar caer mi corazón te pareció una tarea sencilla, solo te bastaron unas horas, ¿no es cierto? No les dio tiempo de pisotearlo, de acabar definitivamente con él, simplemente decidieron devolvérmelo agonizante para que la tristeza y el dolor fueran más profundos. Si acaso palpitaba cuando lo recogí del piso, si acaso hablaba de lo último que había vivido, maltrecho quedó y solo deseó que todo fuera mentira…

Me gustaría saber si tan solo por un segundo fue más importante pensar que sentir, quisiera entender cómo pudiste pasar del cielo al infierno en un parpadeo… Me das tristeza, me doy tristeza… 

Tus razones son un insulto, es imposible continuar, cada mirada tuya está viciada por la imagen de la traición. Ya no hay vida en este anhelo, se acabaron los momentos de alegría, los planes quedaron en la memoria y este sueño en el olvido…

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