"Muéveme el corazón, yo me encargo del
resto"… Con esta frase cerré mi pacto con el destino que me trajo hasta
aquí… La cabeza se rindió ante el clamor del corazón, el que dictaba que el
momento de la tristeza permanente había a comenzado a ceder, dándole paso a la
felicidad y a las merecidas sonrisas…
Declaro como pasado todo aquel sentimiento de
desesperanza, pero no desconozco que es gracias a él, y su a dureza, que hoy
puedo disfrutar con más ganas e intensidad el hoy… Este pasado, como sombra
fiel, me ha acompañado paso a paso, irónicamente en los días menos soleados; es
este reflejo que con frustración persiguió los sueños y duplicó la melancolía…
En la soledad de esta habitación, pero en la
plenitud de mi alma, dejo atrás las lágrimas de tristeza y le doy la bienvenida
a las de felicidad… Con certeza afirmo que estoy en el momento y en el lugar
que he decidido para ser feliz, nunca antes había dado tantos pasos para
alcanzar esta desesperada y esquiva meta…
Tiempo y destino carecen de la coherencia sostenida hasta hoy, las
dudas del futuro se despejan en el presente, lo incierto del mañana no puede
arruinar lo increíble del hoy…
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"En la soledad de esta habitación..." |
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