domingo, 20 de enero de 2013

Mi rendición...

Esta melancolía es totalmente nueva. Nunca antes la nostalgia había bailado tanto con las lágrimas; la tristeza mezclada con la frustración es el único alimento que tengo en esta celda desde la que hoy escribo... Nunca antes tampoco el corazón había estado tan de acuerdo con la razón...

Fue más sencillo desconocer la incoherencia de tus actos, las señales confusas, la falta de claridad, la ausencia de demostración... Tomaste como excusa esta infortunada situación para dejar reinar el miedo...

Podrías pensar que rendirme fue la salida más fácil, pero no te has dado cuenta de que no me dejaste otra... Cerraste las puertas y ahora soy yo quien me pregunto quién prende y apaga los sentimientos... Hablas del futuro cuando tu entereza no alcanza para el presente, una incoherencia más que me cuesta entender...

No me escuchaste, no me leíste y aún sí pretendes con ánimo insensato entenderlo todo... Esta injusticia característica de quienes finalmente no ven más allá de lo que quieren ver... Tal parece que dejé todas mis cartas en la mesa en la que no estabas...

Mi triste razón se pregunta una y otra vez por qué es más fácil dejar ir, soltar, renunciar... ¿A qué se refiere entonces la tinta que te acompaña día y noche? 

Y después de todo, mi tranquilidad es haberme rendido después de la pelea, no antes...

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