miércoles, 3 de abril de 2013

Aquel sueño...

Aquel sueño que aparecía con marcada insistencia por mi cabeza, aquel sueño que me obsesionó al punto de las letras y que en la desnudez del alma alcanzó su mayor expresión...

Aquel sueño comenzó el 15 de marzo de 2011, cuando le pedí al cielo que me diera la oportunidad de encontrar a un ser humano indescriptible que me acompañara y me hiciera reír (1)... Desde ese momento el camino a este sueño dio sus primeros pasos, dejando atrás lo vivido, esperando su llegada...

Fueron muchas las caras vistas desde que este sueño comenzó a hacer parte de mis días... En su momento reconocí el precio que estaba pagando por haberme pasado gran parte de mi vida rechazando el amor (2)... Miré para atrás muchas veces, más de las que hubiera querido, pero reconocí entonces que mi libertad la quería compartida...

Cuando comencé a pensar en aquel sueño, entendí que era la materialización de mis grandes anhelos, la palabra utopía perdía poco a poco el sentido (3)... Comencé a recrear aquel sueño en mi mente, con la ilusión de encontrarlo, con el miedo a nunca hacerlo...

Comenzó a aparecer en mis mañanas (4), cuando el primer rayo golpeaba las retinas y los abrazos y besos seguían siendo jugadas de la imaginación... Sentía tan cerca este sueño, que incluso por esos días comenzamos las partidas del descarado juego, en donde mis manos recorrían sus piernas y veía cómo su sonrisa se dibujaba en el espejo de mi cara (5)...

El 24 de febrero de 2012 comencé a prometer cosas (6) teniendo clarísimo que aún no reconocía aquel sueño, que con la ayuda de Morfeo me visitaba en las noches (7)... La promesa más fuerte fue esperar con paciencia, solo si prometía llegar en el momento justo. Creo que cumplimos...

Cuando llegó, fue clarísimo que lo que hizo fue darle un descanso a la melancolía para dejar entrar a la felicidad (8); aquel sueño que seguía en mis más profundos anhelos, le dio paso a la serenidad y venció el dolor...

Hace exactamente un año aquel sueño estaba cerca (9), lo vi, lo sentí y con más fuerza deseé que fuera real, la paciencia calmó mis impulsos... Algunas veces desesperé, no puedo negarlo, pero al final siempre la esperanza estuvo por encima de la frustración (10)...

Aquel sueño se paseó por las más superficiales y profundas discusiones de la vida y de sus diferentes concepciones... Cuando hablé del "amor eterno", este esquivo sueño hizo presencia en el último renglón de mis gastados y bien preservados deseos (11)...

Alcanzó el punto máximo cuando mis letras acariciaron la perfección de aquellos momentos que soñaba (12)... Esa perfección de aquel sueño comenzó a hacer estragos en mi ya muy cansada búsqueda, reconocí que era la medida exacta de lo que había buscado toda mi vida (13)... Hicimos un trato (14) y la melancolía conoció de primera mano su sentencia de muerte...

Y ahora está aquí, aquel sueño llegó, de repente (15), encendió el interruptor que puso en marcha la idea de alcanzar más sueños y me devolvió la luz, esa luz (16)... 

Después de leer y releer, me doy cuenta de que aquel sueño eres tú, mi luz, mis puntos suspensivos...

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