- Buenos días - dijo-
El silencio creó un ambiente de preocupación y leve tensión que con una sonrisa se desvaneció por completo.
- Me duele un poco la cara, creo que he sonreído toda la noche sin darme cuenta.
Se acercaron, justo donde la respiración se une en complicidad; se abrazaron y lentamente se separaron, alzaron la vista y se dieron un beso corto, cálido.
En ese momento la cara comenzó a doler de nuevo.
- Buenos días - dije -
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