lunes, 19 de agosto de 2019

Tu ojos...

No sé si son lágrimas o destellos de luces contenidas, pero de que tus ojos brillan, brillan. Estoy seguro que, cada vez más, imaginas que me estás mirando, con esas ganas que poco disimulas pero que se pasean entre la confusión y el deseo...

No es mi intención enredar la vida que ya bastante deshecha está; ignoraré la cadencia de tus palabras, que con inocencia perversa me quieren tender una trampa. Tristemente no caeré...

Pero tus ojos, de nuevo tus ojos llegan a los míos y yo corro para no perderme en ellos; corro para salvarme de la imprudencia; corro para no mirarlos...

Desde lejos se te nota luchando, gritando, queriendo desaparecer aquello que te hago sentir, buscando formas de alejar las ganas de hablarme, de saber de mí... 

Imaginarme cerca, alimentando la paradoja de nunca haberme visto...

Tal parece que sí, eran lágrimas...

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